viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Feliz 2011!


Gracias a todos los que en estos últimos seis meses han participado del sueño de las utopías y han hecho posible que se pudiera transitar por este mapa que ha tenido la cultura como pretexto. A todos los que, en algún momento y desde cualquier lugar del planeta, se han acercado a este blog, mis mejores deseos para el  año que comienza en unas horas. ¡Feliz 2011!

jueves, 30 de diciembre de 2010

Adiós a CNN+

Desde hace dos días, el canal 133 de mi televisor ha dejado de emitir. Un escueto mensaje sobre la pantalla en negro me informa que, por razones ajenas a la plataforma que tengo contratada, las emisiones han finalizado. Una eufemística manera de decirme que CNN+, que a lo largo de once años ha dado noticias las 24 horas del día, ha sido cerrado por sus actuales dueños. Al parecer, la información continuada y los debates darán paso a un reality show, si no lo han hecho ya. Un síntoma más del mal momento que atraviesa en nuestro país el periodismo hecho desde el sosiego y la objetividad, sin crispación ni insultos, consagrado por entero a los hechos, al sagrado principio de "just the facts", a las noticias, que son el pan nuestro de cada día de quienes nos dedicamos a esta profesión. Ahora se impone una forma de ejercer este oficio dominada por los malos modos, por las ofensas, por los improperios. Cuanto más soez, mejor. Es lo que se lleva. Es la particular manera que tienen algunos de hacer subir -dicen- las audiencias a las que -insisten- se deben por entero. 

Precisamente, según repiten sus gestores, han sido las bajas cifras de telespectadores a lo largo del tiempo las que han condenado a CNN+ y, sobre todo, a más de un centenar de profesionales, a los que, además de pasar a engrosar la lista de parados, no les ha quedado otro recurso que el de recoger firmas. Con las muestras de solidaridad trataban de impedir una muerte ya anunciada desde que Sogecable llegó a un acuerdo económico con Telecinco, aunque la responsabilidad del cierre sea más consecuencia de la mala administración de la empresa de PRISA, de su escasa originalidad para buscar nuevos formatos, para hallar novedosas fórmulas que relanzaran la cadena, que del mandato del nuevo socio, por mucho que algunos hayan querido en estos días esconder la mano. 

Hace once años, cuando el canal de "está pasando, lo estás viendo" iniciaba su andadura, entrevisté a Francisco G. Basterra, su director general, para Canarias7. Entonces me habló de un nuevo modo de hacer periodismo, importado de Estados Unidos, de un nuevo tipo de periodistas que saldrían a la calle en busca de las noticias en el mismo momento en el que se estuvieran produciendo. Aquellos sueños de antaño hoy ya han quedado rotos. Se ha impuesto la lógica empresarial al deseo informativo.

lunes, 27 de diciembre de 2010

El mundo, al revés (2)

No deja de sorprenderme la virulencia -como si les fuera la vida en ello- con la que algunos se despachan en su defensa a ultranza de la barra libre en Internet para los contenidos culturales. Una actitud agresiva que contrasta con la tibieza con la que se pronuncian o el silencio con el que callan, por ejemplo, para reclamar a las inmobiliarias unas viviendas más baratas o gratuitas, a los bancos unos intereses más bajos o, sencillamente, inexistentes, a las operadoras de telefonía unas líneas de ADSL menos costosas o, directamente, gratis. 

No deja de sorprenderme la facilidad con la que algunos han hecho suyas las tesis de la derecha extrema, detrás de las que hay un menosprecio sin tapujos a los creadores y a la Cultura, a los que se acusa de vivir de las subvenciones, negando, en cualquier caso, el talento, la dedicación, el esfuerzo o los recursos que toda creación intelectual y artística requiere para nacer y llegar al público. Y ocultando, al mismo tiempo, no sólo la necesidad de toda colectividad de proteger el acervo y la diversidad culturales, sino también las ayudas que reciben la agricultura, la minería, las elécricas, la industria automovilística, la banca, las exportaciones y otros tantos sectores tan productivos como la Cultura (4% del PIB y miles de empleos). 

No deja de sorprenderme el cinismo de quienes hablan con desprecio de los autores de las películas, los libros, los videojuegos y las canciones que se descargan impunemente, sin retribuir a sus legítimos propietarios; la desfachatez de quienes apelan a la neutralidad en la red y la libertad de expresión para justificar la sustracción de las obras ajenas; la hipocresía de quienes piden una mayor velocidad de las líneas para facilitar sus intercambios personales -eufemismo con el que se refieren al tráfico ilegal de la música, el cine y la literatura de otros-, cuando les bastaría con lo básico para transmitirse los alegatos libertarios de gente como Enrique Dans o Víctor Domingo, que caben en menos de 150 caracteres. 

Menos mal que, para que el mundo no esté del todo del revés, hay quienes se posicionan claramente en los medios de comunicación a favor de la creación. Como Victoriano S. Álamo, quien, desde las páginas de Canarias7, recuerda hoy que "lo único que se consigue dejando que Internet sea un lugar donde a los creadores se les ningunea, un día sí y otro también, es generar un futuro (y próximo) empobrecimiento cultural irreparable". Seguramente, este periodista tenga desde ahora más enemigos anónimos que simpatizantes. Es lo que tiene apostar por la justicia y criticar abiertamente el robo. 

Lo dicho, el mundo, al revés.

sábado, 25 de diciembre de 2010

El mundo, al revés


El mundo, al revés. Los ladrones se ponen dignos y, ofendidos, interrumpen por unas horas el expolio masivo de obras musicales, audiovisuales y literarias ajenas, con cuyo tráfico ilegal se lucran de lo lindo, ante la amenaza de una norma -la tan traída y llevada Ley Sinde- que pretende poner coto al saqueo constante del trabajo de otros. En un ejercicio de evidente cinismo, los chorizos apelan al sagrado principio de la ¡libertad de expresión! para continuar robando a manos llenas películas, canciones, videojuegos y libros que no sólo no les pertenecen, sino para cuya puesta a disposición tampoco han pedido permiso a sus legítimos propietarios ni mucho menos pagado lo que en una economía de mercado corresponde. Y, además, para seguir rizando el rizo, argumentan que acabar con la rapiña es  recurrir a la censura. Curiosa forma de defender el pillaje en la Red.

Y mientras una de las partes favorecidas por este lucrativo negocio -las operadoras de telefonía- se frota las manos, porque el debate parece no rozarle lo más mínimo, los autoproclamados gurús de Internet incitan a compartir libremente lo que tampoco es suyo porque, según proclaman, contribuye a aumentar la cultura de la ciudadanía. Curiosamente, estos nuevos iluminados ni comparten sus viviendas o vehículos, ni mucho menos colectivizan sus sueldos para regocijo de esa misma sociedad a la que con tanto empeño quieren culturizar... con la depredación.

Pero el sonrojo no sería total si obviáramos a una clase política que produce auténtico bochorno cuando, haciendo un papelón lamentable, se demuestra incapaz de defender un derecho como la propiedad privada, consagrado en una Constitución que debería regir su actuación, porque tienen tanto miedo a los internautas como los niños que suspenden a presentar a sus padres el boletín con las calificaciones escolares.

El cuadro se completa con los afectados -creadores, empresarios del entretenimiento y trabajadores-, a los que no sólo se priva de sus creaciones y de la posibilidad de vivir de su trabajo sino a los que, en un claro y libre ejercicio de la tan cacareada libertad de expresión, se avasalla e insulta en los foros cuando tratan de hacer oír su voz, cuando no se les impide ejercer ese derecho tumbando sus webs.

Lo dicho. El mundo, al revés.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Nombre de mujer


El blog tiene hoy nombre de mujer. Podría ser ocupado, otra vez, por Sakineh Ashtianí, que continúa encarcelada en Irán, acusada de un delito tan absurdo como el adulterio. Sería oportuno que tuviera el de Marisela Escobedo, asesinada ante las cámaras, ante el mundo, para escarnio y vergüenza del Estado mexicano y de su Justicia, incapaces de proteger a sus ciudadanos, de poner coto a la violencia, de impedir la crónica de una muerte anunciada, de evitar un crimen que la propia víctima anunció días atrás.  Tendría mucho sentido que llevara el de la paquistaní Asia Bibi, a la que el fanatismo religioso, la barbarie de quienes se creen poseedores de la verdad divina, pueden conducir, de un momento a otro, a la horca, por su condición de cristiana en un país musulmán. Debería estar Yolanda, esa nueva mujer, otra más y van 71 en este año en España, muerta en una pequeña localidad de Ciudad Real, Porzuna, por quien se arrogó el derecho de disponer de su vida, como si fuera una mera pertenencia, un objeto que emplear a su antojo. Ellas, sacadas del anonimato por la tragedia, igual que tantas y tantas otras, en todas partes, que merecerían, lamentablemente, dar título hoy al blog.

Al final, lo que se establece como causa es probablemente una excusa, porque la causa o el problema último no está  más que en el cerebro del hombre, en el concepto y la manera que tiene de ejercer el poder en el día de hoy. El ejercicio de un poder que no admite rebeliones, ni siquiera contrapuntos, porque el sistema de género es, en sí mismo, cerrado. 

viernes, 17 de diciembre de 2010

Hasta siempre, maestro

Un grupo de hombres rompe en llanto en cuanto aparece el féretro a las puertas de la Sociedad de Autores. Y, entre lágrimas, con los rostros marcados por un dolor irreprimible, suben a hombros, casi a rastras porque aún no se lo creen, los restos mortales de alguien a quien querían, por el que sentían una profunda admiración, además de un gran cariño, hacia una sala, habituada a las presentaciones, a las celebraciones, y ahora convertida en improvisada capilla ardiente, en donde se masca el sufrimiento por una pérdida inesperada, injusta e incomprensible como su propia muerte, como la propia muerte. Y comienza el desfile de ciudadanos, muchos de ellos conocidos, la mayoría anónimos, no pocos compañeros de profesión, algunos oportunistas, como ocurre siempre que el fallecido es popular, que quieren dar su último adiós al que les dio algo inolvidable mientras vivía. Da igual qué les regaló, si esa ofrenda les colmó, si los hizo mejores. El cante desgarrado, la  poesía  engrandecida por la jondura. Él, que buscaba la estrella que le guiara para meterla muy dentro de su pecho, la encontró en el camino para que le iluminara el último paseo. Él, que persiguió la verdad y huyó de los odios, de las mezquindades. Él, que también quiso ser llorando el hortelano, el compañerico del alma, a quien dolía el aliento. Él, que fue voz del pueblo. Él, que como Ignacio, murió cuando apuntaban las cinco de la tarde. Él, único, como arrancado de una pena, nos volvió más infelices esta semana. No necesitó marcarse una vidalita, una malagueña o una soleá para hacernos llorar. Bastó con que se marchara y nos dejara, huérfanos, con el recuerdo de su voz, de su desgarro. Ahora, nadie nos regalará ya un pequeño vals vienés, ni tampoco unos tangos de la vida, ni unos versos de Lorca o Hernández. Nos dijo que prefería la muerte, pero no era cierto, porque fue más amigo de los tientos que de los silencios. Tendrá que haber un camino...y en él volveremos a encontrarlo. Hasta siempre, maestro. Hasta siempre, Enrique.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Sakineh Ashtianí

Durante unas horas, millones de ciudadanos de todo el planeta celebramos la supuesta liberación de Sakineh Ashtianí, la mujer iraní condenada a morir lapidada, tras ser declarada culpable de adulterio por los tribunales de su país. Según anunciaban las ediciones digitales de algunos diarios la noche del pasado jueves, el régimen totalitario de Teherán había dado un paso atrás en sus pretensiones criminales y excarcelaba, por fin, después de años de prisión, a quien se ha convertido en un símbolo mundial de la lucha contra la intolerancia, la barbarie y el fanatismo religioso y del combate a favor de la libertad sexual, los derechos humanos o la justicia. Víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos, el panorama que se dibujaba era demasiado ideal para ser verdad. Al final, Internet nos devolvía a la cruda realidad y nos desmentía las primeras informaciones: Sakineh continúa en prisión y sobre ella sigue pendiendo la amenaza de la salvaje muerte a pedradas.

El viernes amaneció un poco más triste de lo normal. No había Día Internacional que celebrar. No es tan fácil doblegar a las dictaduras ni hacer recapacitar a sus dirigentes. Por mucho que nos empeñemos los habitantes de este globo terráqueo en el que vivimos y en el que tantas injusticias y tantas violaciones de los derechos se cometen a diario, por más que nuestra voluntad nos lleve a pedir la liberación de Sakineh, de Liu Xiaobo y de quienes, como ellos, están presos por el capricho de unos sistemas políticos opresivos, que se sostienen gracias al sometimiento y la represión de sus ciudadanos.

Desconozco el final que le espera a Sakineh Ashtianí, pero no quiero dejar de pensar en que esta mujer, cuyo rostro nos es ya tan familiar, a la que hemos hecho parte de nosotros, a la que hemos metido en nuestros corazones, será finalmente libre. Por una vez, la razón vencerá al despotismo, a la arbitrariedad. Como ha dicho el nuevo Premio Nobel de la Paz, al que China ha impedido recoger el galardón, "no hay fuerza capaz de poner fin a la búsqueda de la libertad".

martes, 7 de diciembre de 2010

La España soez

(@Bartolomé Ros)
Cada vez me cuesta más mostrarme indiferente ante tanta grosería como se escucha y se lee a diario.  Cada día me resulta más difícil controlarme ante tanta vileza como se observa en los comportamientos y modales de algunos. Cada hora que pasa tengo la impresión de que vivo en una España donde se premia lo soez, donde se jalea lo indigno, donde se aplaude lo más tosco, donde lo más burdo es moneda de cambio y donde la ordinariez es garantía de popularidad y éxito social. Y parece que no es algo nuevo, sino que viene de muy atrás.

No hace falta salir a la calle. Basta con pasar un rato ante el televisor, leer los diarios o curiosear los comentarios que saturan las noticias en Internet para constatar que lo que más se valora en este país es la mayor burrada expuesta y a quien la pronuncia o escribe. Si incorpora el insulto, mejor. Y si produce crispación y malestar ajenos, pleno. Objetivo cumplido. No es necesario que a uno lo cojan con un micrófono abierto o parapetado tras el anonimato de la Red para que ofrezca gustoso y con total naturalidad lo mejor de sí mismo.

Decía mi abuela, de quien aprendí menos de lo que hubiera debido y deseado, que "en la mesa y en el juego, la educación se ve luego". Al dicho, quizás por antiguo, le faltarían actualmente algunos otros espacios o momentos en los que fácilmente se pierden la cortesía y la urbanidad. Además, con demasiada frecuencia, son los que pasan por educados los primeros que se echan mano a la entrepierna cuando algo les desagrada o no se acomoda a su gusto. Los primeros en emular el estilo grosero, falto de todo tacto, de aquel militarote de apellido Millán-Astray que desafió la inteligencia.

Javier Marías asegura haber encontrado ventajas de la zafiedad reinante. Yo confieso que aún no lo he conseguido. 

domingo, 5 de diciembre de 2010

Un abismo, las palabras

(@www.torresdelmundo.com)

Cierre. Caos aeroportuario. Huelga salvaje. Intimidación. Secuestro. Desesperación. Chantaje. Obediencia militar. Gentuza. Desilusión. Insensatez. Privilegios exorbitantes. Irresponsabilidad. Daño. Vagos. Vacaciones perpetuas. Endiosados. Incivismo. Extorsión. Sanciones. Estado de alarma. Saboteadores. Desvergüenza...

Un abismo, las palabras.

Un torrente infinito y, en muchos casos, seguramente justificado, de expresiones. Una catarata de reproches merecidos. Una avalancha de opiniones que, desde que se conoció la actuación de los controladores aéreos, ha desbordado los medios de comunicación, los foros de internet, las conversaciones...

Un abismo, las palabras.

Una excusa para quienes, escudándose en el anonimato, se han lanzado a los espacios que las ediciones digitales de los periódicos reservan a los comentarios de los lectores para, libremente, insultar, ofender y vejar a quienes no comparten sus mismos pareceres, jaleados por otros participantes. Una práctica ya tan habitual que, incluso, debe resultar normal para quienes moderan las anotaciones. De otro modo, no se explicaría que, entre varios apuntes eliminados por inadecuados, se lea en un diario lo siguiente: "Pepiño, si hubiese justicia en España, tú estarías ajusticiado hace mucho tiempo", "Chic@s, que sepais que el gay que me suplanta, es el chapero formal de Pepiño el 'INETO', jajajaja" y otra, irreproducible pero repetida hasta la saciedad, sobre los abuelos y las cunetas. Una manera muy particular de entender la libertad de expresión...

Un abismo, las palabras.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Agdaym Izik (7)


Desde el asalto y desmantelamiento violento del campamento de Agdaym Izik el pasado 8 de noviembre y la posterior represión en El Aaiún,  el Gobierno español ha evitado por todos los medios condenar la actuación de la gendarmería y el ejército marroquíes, alegando un obligado realismo político de buena vecindad, la ausencia de datos de fuentes directas o la necesidad de un informe independiente. A pesar de que las investigaciones de Human Rights Watch y Amnistía Internacional confirmaron las denuncias de torturas y que tanto la Eurocámara, como el Congreso y el Senado, han condenado lo ocurrido, ha persistido el silencio gubernamental, por temor a desairar al sátrapa alauita, que amenaza con revisar sus relaciones con España. 

Como escribe John Berger en su último libro, Con la esperanza entre los dientes, es muy cierto que a lo largo de la historia se ha producido una brecha entre los principios declarados y la realpolitik, pero también lo es que al hablar del Sáhara Occidental, como si lo hiciéramos de Palestina, lo que está ocurriendo es la destrucción detallada de un pueblo y una nación prometida. Y ya sabemos que "en torno a esta destrucción hay palabras menores y un silencio evasivo", el mismo en el que se han instalado Zapatero y Trinidad Jiménez, a quienes tampoco ha importado la mordaza que la dictadura marroquí ha impuesto a la prensa de nuestro país.

Es verdad que existe desesperación en el pueblo saharaui. Basta con visitar Tinduf o El Aaiún para constatarlo en primera persona. Pero quizás, como también señala Berger, en los campamentos de refugiados y en los territorios ocupados "la desesperación sin miedo, sin resignación, sin un sentido de la derrota, logra una postura moral hacia el mundo" como no se había visto antes. Una desesperación presente en la vieja que recuerda, en el joven que desconfía del futuro o en la sonrisa de una niña "que envuelve en su pañuelo una promesa para esconderla de la desesperanza", una desesperanza en la que algunos quisieran ver a esta población.

Y mientras, los saharauis dejan las huellas de sus manos sobre una pared en señal de rebeldía, como símbolo de una lucha que les ha hecho fuertes a pesar de las adversidades, de los atropellos, del olvido internacional.