viernes, 15 de abril de 2011

¿Hombres?

¿Merecen ser llamados hombres quienes ordenan, bajo pretexto patrio, bombardear una aldea habitada por mujeres, niños y ancianos indefensos? ¿Tratados como tales quienes asesinan a sangre fría en nombre de supuestos intereses nacionales? ¿Considerados así quienes torturan hasta la muerte a sus semejantes, convertidos entonces en enemigos, empleando la crueldad más refinada y, al mismo tiempo, inhumana? Preguntas para las que quizá encontremos respuestas o para las que a lo mejor no haga falta hacerlo, pero que quedan en el aire después de la lectura de la última novela del escritor francés Laurent Mauvignier, titulada Hombres y editada por Anagrama.

La acción de la historia, protagonizada por dos excombatientes de la guerra que sostuvo Francia en Argelia en los años sesenta y que acabó con la independencia del país norteafricano, nos retrotrae, aparentemente, a otro tiempo, quizá olvidado por muchos, quizá desconocido por la mayoría, pero que recobra toda la actualidad cuando echamos la vista a cualquiera de los conflictos que en estos días están presentes en todos los medios de comunicación: Libia, Costa de Marfil, Siria, Yemen... La brutalidad con la que se emplea alguna de las partes, las atrocidades cometidas, ya en nombre de la democracia, ya en el del orden, ya en el de la libertad, el salvajismo de unos métodos que únicamente buscan la aniquilación del contrario...todo parece valer si se consigue el fin que se pretende. 

Y, entonces, Laurent Mauvignier se interroga, por boca de uno de sus personajes, "si una causa puede ser justa y los medios injustos" o "cómo se puede creer que el terror incremente el bien". Y las dudas vuelven a flotar en el aire, sin respuesta, sin una contestación que sea capaz de conciliar justicia y fuerza, humanidad e inhumanidad.