lunes, 21 de noviembre de 2011

El exilio del corazón



Baste hoy, 21 de noviembre de 2011, una frase extraída de El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, y cuya paternidad hay que atribuir a Alberto Aguirre, activista e intelectual colombiano exiliado en España durante unos meses para evitar ser asesinado por los escuadrones de la muerte:

"Hay un exilio peor que el de las fronteras: es el exilio del corazón".

jueves, 17 de noviembre de 2011

Las ambigüedades de Rajoy

De la amplia entrevista que publica El País con quien parece que será el próximo presidente del Gobierno de España, dos cosas me quedan meridianamente claras. Primera, Mariano Rajoy es un político cuyo territorio de acción preferido es el de la ambigüedad, la indefinición, la vaguedad, la escasa claridad. Resulta imposible adivinar, a partir de las respuestas que da a Javier Moreno, no ya el alcance del programa electoral del Partido Popular, sino las propias medidas que va a adoptar si, como parece, gana el 20-N. Salvo que su estrategia sea que no nos enteremos de nada hasta el 21-N y que a partir de ese día nos vayamos preparando para lo que pueda venir. O que juegue al despiste, algo que, en los tiempos que corren, con los mercados al acecho, no parece que sea lo más apropiado ni decente. O que ejerza de gallego y que cada uno entienda lo que quiera.

Segunda, que su política estará basada en un único verbo, que podremos conjugar como queramos, pero que, en ningún caso, cambiará de significado: recortar. Dependencia, desempleo, sanidad, educación, cultura... son ámbitos destinados a sufrir los tijeretazos -él los llama ajustes y además los justifica porque se amparan en decisiones de instancias superiores- que se avecinan.

Y, claro, como ya advierte para los más crédulos que no tiene "varita mágica", pues las sensaciones que al final quedan son la desconfianza y el escepticismo, pero nunca la tranquilidad o la seguridad que él tanto reitera y en las que ha basado un programa de medidas que, a estas alturas, aún desconocemos.  

martes, 15 de noviembre de 2011

De Rubalcaba y los mercados

(@www.vueltadehoja.com)
En uno de esos fragmentos televisivos que los partidos políticos ceden graciosamente a las cadenas de televisión para facilitar la libertad de expresión y el derecho a la información de la ciudadanía, el candidato Rubalcaba, el mismo al que auguran una debacle histórica de las que no se olvidan fácilmente, reclamaba el voto de la audiencia (¿por qué todas esas imágenes líbremente cedidas se parecen tanto, con las banderitas ondeando al viento y el fervor popular desbordado a raudales, que uno ya no sabe si está en Logroño, La Gomera o Cáceres?). Empleaba el siguiente argumento, no sé si con el objetivo de convencer a las masas o de disuadirlas de que acudieran a las urnas en unos días: "el domingo 20 no votan los mercados". Y tenía razón el futuro jefe de la oposición.

Lo que no dijo es que a los mercados, esos extraños e indefinidos entes con los que se vienen abriendo los telediarios y las portadas de los diarios desde hace meses pero a los que no tenemos el gusto de conocer,  les da lo mismo votar, porque de todos modos mandan, pervierten la democracia (¿acaso Monti y Papademos han salido de las urnas? Pregunten a los pueblos de Italia y Grecia) y socavan la voluntad popular. No sé si esta aclaración de Alfredo Pérez le restaría algún voto y por eso la silenció. Pero podía haberla aportado, por aquello de ofrecer más elementos de juicio a los votantes. Rajoy la ha obviado en sus mítines -también generosamente ofrecidos a las televisiones- porque debe tener muy claro a quién debe obedecer a partir de la madrugada del 21. ¿Para qué romperse la cabeza cuando todo está meridianamente claro?


jueves, 10 de noviembre de 2011

Las ferocidades de la caverna

Se pregunta Iñaki Gabilondo, en el prólogo de Las mil frases más feroces de la derecha de la caverna, de José María Izquierdo, qué peso tienen en el pensamiento del Partido Popular los vociferantes periodistas que, alineados en el extremo diestro, llevan años ridiculizando y humillando, desde sus tribunas mediáticas, a todo aquel que no coincide con sus ideas, alimentando con sus exabruptos el odio y la mentira, tergiversando, con sus insinuaciones, la realidad, saltándose a la torera los elementales principios de la deontología profesional... Lamentablemente, los últimos acontecimientos protagonizados por miembros del PP le dan la razón y confirman que estos profetas incendiarios capaces de escribir o pronunciar mil ferocidades forman parte de "la galería de héroes de la familia" popular.

Ahí está, dando ejemplo, Fernando Autrán, coordinador de Circulación del Ayuntamiento de Madrid, que empleaba Twitter para remedar a "estos bizarros representantes mediáticos de la grosería y el insulto", como los califica Izquierdo. La prensa ha informado que su jefe, Alberto Ruiz-Gallardón, lo ha destituido de forma fulminante al conocer sus andanzas en la Red. Lo curioso es que la afición de Autrán viene de lejos y no de hace unos días. Otra candidata a engrosar la lista de Izquierdo en una segunda edición de la feroz antología es la ocurrente Francisca Pol, ahora dimitida, que también utilizó Internet, esta vez Facebook, para difundir un fotomontaje de muy mal gusto de Carme Chacón.

¿Casualidad? La respuesta, a partir del 20-N, una fecha casualmente extrema.


lunes, 7 de noviembre de 2011

Ágora 15


"Tiempo terrible, tiempo apasionante, que pretendemos abordar activos, vivos, entregados a la digna labor del periodismo, profesión que hoy tantos convierten en vergonzante". Tiempo en el que se han puesto en solfa las instituciones democráticas, los valores, las costumbres y hasta el mismísimo sistema. Y es en este convulso momento histórico en el que tratará de hacerse un hueco en los quioscos -algo nada fácil- una nueva publicación, Ágora 15, periódico mensual que aspira a convertirse en el referente informativo de la Sierra de Guadarrama (Madrid), que sueña con devolver a la ciudadanía parte del espacio perdido, que propugna la defensa de lo público desde la trinchera de la indignación, desde una posición claramente de izquierdas.

Detrás de esta aventura se encuentra un luchador inagotable, un agitador de conciencias incansable que, como ya hiciera en otras épocas, especialmente desde el ámbito cultural, no se resigna a la inacción, al aletargamiento generalizado: Víctor Claudín, al que muchos recordarán por su gestión al frente de la Sala Elígeme o el Teatro Alfil y que, recientemente, formó parte de ese fiasco periodístico que fue La Voz de la Calle.

Detrás de Ágora 15 no hay ningún grupo empresarial o político, tan solo el entusiasmo de unos pocos ciudadanos comprometidos que han puesto en juego sus ahorros porque creen en el proyecto, en la idea. La aventura, iniciada en este mes de noviembre, se antoja compleja y muy arriesgada. El tiempo -el mismo tiempo agitado en el que nace- dictará sentencia. ¡Mucha suerte a sus impulsores!


sábado, 5 de noviembre de 2011

La crítica, el crítico y el criticado

Si uno pregunta a un escritor, cineasta, artista plástico, actor, músico, arquitecto, director teatral, etc., qué le parecen las críticas que se publican en los medios de comunicación sobre sus obras de creación, a buen seguro que le responderán que son inevitables, necesarias y que, de no existir, habría que inventarlas. Lo que no le dirán es que cuando uno habla de crítica, esto es, del "examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc.", como la define la RAE, ellos están entendiendo, en realidad, elogio, apología, alabanza, ensalzamiento y cualquiera de sus sinónimos. Y, en ningún caso, opinión negativa, reproche o reprobación. 

Y si no, que se lo planteen a Bernardo Atxaga en su polémica con Ignacio Echevarría, a Pedro Almodóvar cada vez que Carlos Boyero expresa lo que le parecen las películas del director manchego o a Joaquín Sabina, que acabó echando mano de Almudena Grandes para replicar la crónica de uno de sus conciertos en la plaza de toros de Las Ventas. La última salida de tono la ha protagonizado el cantautor tinerfeño Pedro Guerra, al que disgustó tanto lo que de su paso por el Arteria Coliseum de Madrid dijo Fernando Neira en El País, que se atrevió a escribir una "Crítica de una crítica" en su blog personal, que rezuma, básicamemte, resentimiento, ensañamiento y victimismo y de cuya lectura se concluye que es, cuando menos, patética.

El apóstol de la tolerancia y el buenrollismo ha demostrado en esta ocasión tener poca cintura, encajar de muy mala manera los golpes, emplear artimañas inapropiadas y lo que es peor, no saber perder. Nada nuevo, por otro lado. Vanitas vanitatis.

martes, 1 de noviembre de 2011

El olvido que será

He sabido que Ricardo ha iniciado el lento descenso a los oscuros abismos del mal de Alzheimer. Ahora mismo los síntomas son muy leves, pero la enfermedad ha empezado ya a hacer su trabajo, a borrar parsimoniosamente el disco duro de su cerebro. No hay vuelta atrás. Los médicos han sido taxativos. Precisamente le ha ocurrido a él, que ha vivido siempre agarrado al recuerdo, que no ha sabido vivir ajeno a la memoria. Será dentro de un tiempo -nadie sabe cuánto- olvido. Quizás sea cierto, como escribe Héctor Abad Faciolince en su magnífica y emotiva novela El olvido que seremos, que "la memoria es un espejo opaco y vuelto añicos, o, mejor dicho, está hecha de intemporales conchas de recuerdos desperdigadas sobre una playa de olvidos". Quizás, pero esa arena sobre la que ha transitado toda su vida Ricardo, repleta de instantes pasados y revividos una y otra vez, sin descanso, como si necesitara regresar a ellos siempre para no perder lo que es, se la está llevando el mismo mar que tanto ha amado y que ha inspirado su poesía, esos versos que miran al Atlántico porque en sus aguas han encontrado la inspiración, la razón de su existencia. 

La memoria de Ricardo se le escapará entre las manos a su pesar, se volverá opaca, se irá haciendo añicos, como ese espejo del que hablaba Faciolince, a pesar de lo necesaria que ha sido para él. Entonces, con toda seguridad, él no tendrá constancia de su pérdida. Vivirá ajeno a lo que le rodea y sus  ojos me traerán el recuerdo -qué travesura de la memoria- de aquellos enfermos de Alzheimer con los que estuve tratando durante unos meses y cuya mirada se perdía en un lejano y profundo lugar al que los demás no teníamos acceso ni modo alguno de llegar porque hacía ya tiempo que habían descendido al abismo.