lunes, 24 de diciembre de 2012

Danays Bautista

Habitualmente uno no sabe dónde y cuándo se topa con la suerte. Porque suerte y no otra cosa es haber conocido a la cantante y compositora cubana Danays Bautista. Una mujer cuyo tesón, voluntad, persistencia y alegría resultan tan desbordantes que ridiculizan mucho (o casi todo) de lo que hacemos a diario y por lo que nos preocupamos banalmente. La mayoría la recordará por haber sido portada hace un par de años, cuando un vagón de metro le cercenó un brazo y las ilusiones de seguir tocando la guitarra. Pero ella no es fácil de doblegar y por eso cuando tenía cinco años y otro trágico accidente le hizo perder la vista, no hubo quien acabara con el empeño y los deseos de dedicarse en cuerpo y alma a la música, a esos sonidos que en su isla natal llenan la existencia cotidiana y a los que ella se agarró para mandar un mensaje de optimismo y gritar a quien quisiera oirla que no se iba a rendir nunca.

Cuando alguien como ella se aferra a la vida con tanta energía, cuando repite una y otra vez que sigue aqui, a pesar de su infortunio, para regalarnos un puñado de canciones interpretadas desde lo más hondo, no nos queda otra que bendecir la suerte de compartir con ella unos pocos momentos y entender que la suerte es tan subjetiva como la realidad que afrontamos cada día.

viernes, 26 de octubre de 2012

Javier Marías

(@cadenaser.com)
En estos tiempos que corren, en los que cada día tenemos noticia de nuevas tropelías cometidas por quienes precisamente debieran dar ejemplo a la ciudadanía con sus comportamientos -los casos son tantos, que basta con abrir cualquier diario por una página elegida al azar-, es digno de elogio el gesto de coherencia intelectual e integridad moral con el que ha respondido el escritor Javier Marías al conocer que había ganado el Premio Nacional de Narrativa por su novela Los enamoramientos. Lo más lógico, ahora que la crisis aprieta de mala manera sin muchos miramientos, era haber aceptado gloria y dineros (20.000 euros no amargarían a la mayoría de españoles). Sin embargo, ha cumplido con su palabra y su conciencia al rechazar el galardón ministerial, además de dar muestras de educación al agradecer su elección al jurado que se decantó por su libro.   

Ya se han escuchado voces criticando su gesto -siempre los mismos, ¡qué pesadez!-. Incluso alguien ha sugerido que habría sido mejor recibirlo y, posteriormente, donar el dinero a esas bibliotecas a las que, como él mismo denunció, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte no destinará ni un solo euro en 2013. ¿Acaso corresponde a un gesto particular paliar la sinrazón gubernamental? También se podrían utilizar los 207.000 euros que  gastó en teléfono el edil burgalés  Eduardo Villanueva -que asegura que dimite con la conciencia muy tranquila-  para financiar la lectura pública. Seguro que daría para unos cuantos ejercicios económicos.

¡Felicidades, señor Marías, por su guiño y por esa recompensa a la que ha dado su negativa!

martes, 16 de octubre de 2012

La cultura, esa olvidada

Ahora que nos recuerdan que en Educación estamos a la cola de Europa, aunque al ministro Wert le parezca una estupidez tomar decisiones políticas que traten de paliar este bochorno y prefiera ponerse frente a los micrófonos para regalarnos algunas perlas inolvidables. Ahora que el debate político, especialmente en las comunidades que tienen en unos días elecciones para renovar sus cámaras, se ciñe mayormente a la duda entre independencia o federalismo, como si no existieran problemas de mayor calado social. Ahora que la crisis sigue siendo una constante en nuestras vidas, hay quien se acuerda de la Cultura, así, con mayúsculas. 

Desconozco el caso que le han hecho o la repercusión que ha tenido el artículo que ha publicado hace unos días el actor y director teatral Ramón Barea en El Correo, titulado "¡A por setas, lehendakari, a por setas!", en el que hace una defensa a ultranza de la Cultura y nos recuerda, no solo al futuro presidente vasco sino al conjunto de la población, que la creación no debe ser contemplada exclusivamente como un valor mercantil o de cambio, que también lo es, sino, y sobre todo, como un ejercicio sanador, de rebeldía y okupación, como una realidad que plantea preguntas, invita a la reflexión, abre nuevos caminos y contribuye a la convivencia, tan necesaria en estos tiempos de trastos a la cabeza.

Leyendo su alegato, a uno le da por pensar que todavía quedan por ahí algunos quijotes de lanza en astillero y adarga antigua. ¡Bien hallados sean!




lunes, 15 de octubre de 2012

El ministro bufón

Cada día estoy más convencido de que esta crisis pertinaz -¡qué adjetivo tan querido por el franquismo para referirse a la sequía- nos ha robado, entre otras muchas cosas, el sentido del humor. Porque no encuentro otra razón que explique los pocos chistes que los españoles, tan dados a sacar punta de todo, le dedicamos al ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, tan amigo de las declaraciones altisonantes y, sobre todo, de las bufonadas. Por muchísimo menos, al diplomático, escritor y político Fernando Morán la entonces incipiente caverna mediática lo crucificó a chascarrillos, muchos de muy mal gusto, cuando era ministro de Asuntos Exteriores. Ahora, el espejo de la Historia nos devuelve a una figura brillante, ponderada e inteligente, cuyos logros están ahí, gusten o no a los cavernícolas. 

De Wert, el ministro peor valorado de un Gobierno que no supera el aprobado en opinión de los españoles, nos va llegando un rosario de decisiones que reciben el rechazo mayoritario de los sectores afectados o una colección de manifestaciones de difícil encaje en los tiempos que corren, como las relativas a las becas, la Educación para la Ciudadanía o la españolización -otra expresión muy del lenguaje franquista- de los alumnos catalanes. 

Aún es pronto para que ese espejo al que antes me refería nos ofrezca con suficiente distancia la verdadera magnitud de este personaje, pero todo indica que, a este paso y gracias a sus esfuerzos, será una imagen muy, muy deformada. Y méritos habrá hecho para ello. 


martes, 9 de octubre de 2012

Desafección política

Ha tenido que ser una encuesta del Centro de Estudios Sociológicos (CIS) la piedra de toque para que la clase política empiece a tomar conciencia de la desafección ciudadana hacia las instituciones, los partidos o el propio sistema democrático. Después de años de endogamia partidista, de dar la impresión de estar gobernando y legislando en respuesta a sus intereses y no a los de la mayoría de la población y de dar mal ejemplo cuando de los dineros públicos se trataba, ahora llaman a la regeneración. No han querido  prestar atención a los recientes movimientos populares y han preferido hablar de multitud y turba o  reprimir por la fuerza y minimizar las manifestaciones y huelgas.

Y ahora claman por la regeneración. Y lo hacen el mismo día que la prensa destapa que Zaplana ocultó la entrega de seis millones de euros a Julio Iglesias o que Núñez Feijóo, que aspira a repetir como presidente gallego, maquilló las cuentas de 2010 para reducir el déficit. ¡Qué inoportunos son los medios de comunicación, pensarán algunos!

No es cuestión de generalizar, pero los políticos deberían, en su mayoría, hacer un profundo ejercicio de reflexión y comenzar a cambiar ciertos hábitos. Todo sea por la salud de la democracia. Ah, y de la regeneración.

lunes, 1 de octubre de 2012

El caso Urdangarín y otras zarandajas

Al tiempo que los políticos se muestran incapaces de sacarnos de la crisis y muy temerosos ante las imprevisibles consecuencias de la contestación social que se va extendiendo poco a poco en las calles, los medios de comunicación nos ofrecen cada día algún nuevo capítulo de corrupción en la Administración. Cuando no se trata de algún alcalde -y ya van unos cuantos-, subyugado por el canto de sirena de los dineros inmobiliarios, el protagonista es el presidente de los jueces, amigo de los viajes privados con fondos públicos, un presidente autonómico amante de la moda o el propio yerno del Rey, que parece que encontró un chollo con la utilización del nombre de su real suegro para hacer pingües negocios.

Lo más descorazonador es que tales denuncias de corruptelas se quedan en meras anécdotas informativas, en sabrosos argumentos para un futuro thriller o, lo que es peor, en nada. Desconozco hasta dónde tiene que llegar un cargo público en sus afanes de enriquecimiento para que la Justicia determine su encarcelamiento o un escarmiento disuasorio para imitadores. El dossier de alguno de ellos engorda constantemente (¿cuánto tiempo llevamos leyendo o escuchando las andanzas de Carlos Fabra, Jaume Matas o Iñaki Urdangarín?) y aquí no pasa nada, como si estos personajes estuvieran eximidos -por una norma no escrita- de la aplicación del Código Penal.

Mientras llega ese día, tan lejano como el horizonte, que se va alejando a medida que nos acercamos a él, nos lo tomaremos con humor, con esa gracia tan del gusto de los gaditanos, que no dudaron en dedicar en los pasados carnavales (¡cómo pasa el tiempo!) más de una divertida -y ácida- composición al marido de la Infanta. ¡Qué remedio!

jueves, 27 de septiembre de 2012

La buena ciudadanía

(@www.noticias.starmedia.com)
La derecha extrema tiene la feísima costumbre -históricamente nefasta y repugnante, como se ha podido constatar en otras épocas- de categorizar a los ciudadanos. Basta con que no coincida la acción gubernamental con el sentir popular para que nos encontremos, de la noche a la mañana, en uno de los estancos clasificatorios fijados por la autoridad. Ya nos pasó a una gran número de españoles cuando nos manifestamos reiteradamente contra la injusta e ilegal guerra contra Irak, que el entonces presidente del Gobierno Aznar abrazó con el entusiasmo que testimonió una ya inolvidable foto en la que aparecía junto a Bush y Blair con gesto sonriente y cabellera despeinada. A juicio del señor Aznar (y de sus ministros de entonces, claro está), quienes salimos a las calles masivamente no eramos patriotas y, por tanto, debíamos ser considerados españoles de segunda.

Ahora, la distinción la establece el actual presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, al que las protestas del 25-S han pillado -imaginemos por un instante que casualmente- fuera de España. Y desde la distancia no ha tenido una ocurrencia mejor que proclamar su "reconocimiento a la mayoría que no sale en las portadas" y referirse a los que se quedaron en casa o en el trabajo como a buenos ciudadanos, marcando una línea con los que decidieron salir a la calle y hacer efectivo su derecho constitucional a manifestarse contra los recortes, los mercados y el desprestigio de la clase política, entre otras razones.

Hace muy mal quien hace este tipo de distinciones entre la ciudadanía, cuando debería actuar y hablar como presidente de todos porque, al final, somos todos -o casi todos- los que venimos sufriendo esta maldita crisis que parece no querer abandonarnos.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Hipocresía periodística

Tirar la piedra y esconder la mano. Con una frecuencia cada vez mayor y más vergonzosa, los medios de comunicación se han apuntado a la moda de generar polémicas o escándalos y, posteriormente, cuando ya el polvorín ha estallado y la alarma social se ha desatado, recoger velas, rasgarse las vestiduras y preguntarse sobre los límites del periodismo y, por ende, de la libertad de expresión. Por lo visto, no debe parecerles deontológicamente correcto -por aquello de la autocensura- imponerse barreras y no traspasarlas en ningún caso.

Nos regalan imágenes truculentas o atrevidas, nos hacen escuchar grabaciones innecesarias y de escaso valor periodístico pero de un beneficioso morbo o nos torpedean durante semanas con anodinas y anecdóticas informaciones que llevan a portada para, a continuación, cuestionarse dónde debe el profesional del periodismo establecer la línea fronteriza. Da igual que se trate de una princesa en topless, de una atrevida anciana con vocación de artista plástica o de las voces de unos pilotos en los momentos previos a la explosión de su aeronave. Todo vale...hasta que, por extrañas razones, les vence el pudor o la vergüenza e inician una etapa de arrepentimiento...hasta la ocasión siguiente. No vaya a ser que la competencia les robe lectores, oyentes o telespectadores por no estar, como diría el viejo profesor, al loro.  


martes, 25 de septiembre de 2012

Fascismo digital

Hace ya mucho tiempo que llegué a la conclusión de que la supuesta democratización a la que han contribuido Internet y, sobre todo, las redes sociales, no es más que una falacia interesada. Pero más lo ha sido la afirmación de que esas herramientas han sido fundamentales para ampliar y consolidar la libertad de expresión. No hay más que observar ciertos comportamientos para acabar pensando que si a algo han ayudado es a extender lo que podríamos calificar de fascismo, borreguismo o matonismo digitales.

Viene esta reflexión a raíz de la reacción -eso sí, digital, aunque uno nunca sabe hasta dónde son capaces de llegar algunos- que ha tenido Dani, cantante del grupo Despistaos, tras leer la reseña que el periodista Fernando Neira escribió en El País sobre su reciente actuación en el festival MTV Madrid Beach 2012. En ese artículo se leía que Despistaos "son como El Canto del Loco pero de Guadalajara, más ramplones y con un cantante que goza de menor predicamento entre las potenciales suegras que Dani Martín". Ya sabemos que a muchos artistas, tan vanidosos ellos, no les satisfacen las críticas y sí los elogios y halagos. Ahí están los casos recientes de Joaquín Sabina, Pedro Guerra  y algún otro, a los que no gustaron tampoco los comentarios que Neira publicó sobre sus conciertos madrileños. Quizás porque no tuvieron en cuenta que una cosa es el crítico y otra muy distinta el fan.

Pero de ahí a ampararse en Twitter para iniciar una campaña contra el periodista, en la que no faltan los insultos y el mal gusto, va un trecho. El tal Dani, tan amante de una peculiar manera de entender la libertad de expresión, se lo tendría que hacer ver, como también algunos de sus muchos miles de seguidores virtuales, que con tanto entusiasmo participaron en la hoguera inquisitorial -menos mal que digital, insisto- a la que han querido tirar a un profesional del periodismo, al que el rigor y la honestidad avalan. 


Tales conductas ratifican una idea que lleva tiempo rondándome: vivimos en una democracia sin demócratas.

martes, 24 de julio de 2012

Tomás Gayo

Siempre tuve la impresión de que a Tomás Gayo la suerte le era esquiva. Daba igual que emprendiera uno u otro proyecto porque, al final, siempre triunfaba un destino que parecía conjurarse contra él. No importaba que sus ganas fueran muchas o que invirtiera todo su talento y todos sus recursos en una aventura teatral y en la siguiente y en la por venir. Al final, la victoria era de otros o, si era suya, no era total, nunca era completa. 

Lo conocí cuando me encomendó la comunicación de El adefesio, de Rafael Alberti. En el reparto estaban Manuel Galiana, María Luisa Merlo y Olivia Molina, que debutaba entonces sobre las tablas. Todas las papeletas apuntaban al triunfo y, sin embargo, la casi inmediata deserción de Galiana y Molina truncó un éxito esperado. Lo mismo le ocurrió después con otros espectáculos. Rozaba la gloria, pero...siempre aparecía un imprevisto, una contingencia...algo que impedía que pudiera disfrutar de un merecido reconocimiento.

Siempre quiso que Madrid, la ciudad en la que nació el 4 de marzo de 1960, se rindiera a sus pies. Cualquier gira debía concluir en la capital, aunque las posibilidades de fracaso fueran muchas, por no decir todas. La cartelera madrileña no ha sido fácil para nadie. Tampoco para quienes la mamaron desde pequeños y soñaron una vez con su conquista.

Ambicioso en la misma medida que generoso, se consagró por entero a la escena, siempre con el entusiasmo del debutante, como si cada estreno fuera la oportunidad que nunca llega al actor que aspira a ese aplauso para el que se prepara día tras día, ensayo tras ensayo. 

Tanta mala suerte ha tenido, que su muerte, acaecida el sábado 21 de julio en Cancún (México), se ha conocido ahora, cuando se ha sabido que nos han dejado el también actor Francisco Morán, la editora y escritora Esther Tusquets o el político Gregorio Peces-Barba, con los que tendrá que competir por el mismo espacio en la prensa, esos periódicos que devoraba buscando la reseña o la crónica de sus montajes. 

Descansa en paz, Tomás.

lunes, 11 de junio de 2012

Inútiles y mentirosos

Seis meses después de su llegada al poder, a uno le queda la impresión de que quienes nos gobiernan son unos inútiles y, además, unos mentirosos. ¡Cuántas cosas buenas, dijeron, iban a suceder cuando alcanzaran La Moncloa! Bastaba con que pisaran el Palacio para que se restableciera la confianza, los mercados nos devolvieran lo que nos habían robado y el desempleo iniciara un vertiginoso descenso. Y todo, sin subir impuestos, aplicar los tijeretazos, ni recortar derechos. ¡Cuánto buen ejemplo de gestión, recordaron, había en gentes como Camps, Aguirre o Rato! Y qué injustos éramos quienes poníamos en duda las hazañas financieras de tales personajes. Y como además eran muy amigos de la Merkel, y por ende de Sarkozy, pues todo resuelto. Nada de que preocuparse...hasta que comprobamos que no todo era tan sencillo, que nada estaba bajo su control y que las decisiones se adoptaban en otros lugares y no en esa residencia con nombre de estación de metro.

Si uno les pregunta por su gestión de este medio año, nada dirán de recortes, tijeretazos, subidas de impuestos, aumento del paro, prima de riesgo descontrolada o rescate financiero. Ya se han aplicado en el uso de las expresiones eufemísticas para disimular la realidad. Hasta la inyección de 100.000 millones de euros a la banca, que a más de un ministro cogió mirando a Cuenca, la venden como un éxito, como una bendición y un logro político. ¡Lástima que no la solicitaran antes! Y hasta se fueron a Polonia a celebrarlo.

Habrá que ver cuánto tarda en llegar el otro rescate, el que ya experimentaron antes Grecia e Irlanda.

Lo dicho, que son unos inútiles y unos mentirosos.

viernes, 8 de junio de 2012

Javier Krahe (2)

 (@EFE)
Finalmente triunfó la libertad, que es como decir que la reacción fue derrotada. Ocasionalmente, eso sí. Pero al menos, en los tiempos que corren, ya es algo, cuando desde el Gobierno están empeñados en castigar todo aquello que escapa a su control ideológico, llámese libertad de expresión frente al himno o la bandera, llámese libertad de manifestación, libertad de la mujer para decidir o cualquier otra forma de afirmar nuestra condición de ciudadanos de un país libre. Habría que preguntarle al ministro Gallardón qué nuevas sorpresas nos prepara su departamento (entre las que, obviamente, no hay ninguna que afecte al magistrado Carlos Dívar).  

Celebro que Javier Krahe (y con él la productora Montserrat Fernández) haya sido absuelto de un presunto delito de ofensa a los sentimientos religiosos por el que había sido sentado en el banquillo por la organización ultramontana Centro Jurídico Tomás Moro. Ahora que parece que la pesadilla ha terminado para el cantautor madrileño habría que preguntarle al juez que  ha llevado la causa para qué  admitió a trámite tan estrambótica y extemporánea reclamación. Porque, visto el fallo, no da la impresión de que quisiera travestirse de Torquemada. Y luego dirán que la Justicia está colapsada.

Y mientras tanto, al borde del rescate anunciado y tantas veces negado.

martes, 29 de mayo de 2012

Javier Krahe

(@Ignacio Evangelista)
Si no fuera porque la noticia está fechada en Madrid, a 28 de mayo de 2012, la imagen del cantautor Javier Krahe sentado en el banquillo de los acusados por un presunto delito de escarnio a las creencias religiosas nos retrotrae a los años del tardofranquismo o a los primeros tiempos de la Transición, cuando la ultraderecha aún campaba  a sus anchas en todos los órdenes de la vida cotidiana. Por no viajar a otras épocas históricas, igualmente oscuras. Uno ya no sabe si cargar las tintas contra la asociación que interpuso la denuncia, el ultramontano Centro Jurídico Tomás Moro (CJTM), cuyo lema da cierto pavor ("Cristianizando el Derecho, Cristianizando la Sociedad"), o contra el juez que se ha prestado a este juicio inquisitorial o pantomima judicial, a pesar de que no había petición de pena por parte del ministerio fiscal.

Pasa el tiempo y permanecen los comportamientos. No he escuchado a los mandamases del CJTM pronunciarse sobre las recientes declaraciones del obispo de Alcalá de Henares, pertinaz en su homofobia, sobre la monja robaniños ni sobre la pederastia que tan querida le es a algunos religiosos. Ni tampoco sobre los gritos que en las manifestaciones "a favor de la vida" le dedicaban a Zapatero, al que deseaban que tuviera el mismo fin que su abuelo, asesinado por los franquistas y enterrado en una cuneta. Es la doble vara de medir de quienes con suma facilidad detectan la paja en el ojo ajeno pero que no son capaces de ver la viga en el propio.

Confío en que finalmente prime la cordura y que el juzgado madrileño dé carpetazo a este asunto. Por el bien de todos. Incluso del CJTM.

lunes, 28 de mayo de 2012

Esperanza Aguirre (2)

Desconozco si Esperanza Aguirre  vio por televisión la final de Copa del Rey (a la que ABC añade en su portada del pasado sábado, en su campaña contra el presunto separatismo o quizás por si había dudas, "de España") que ella misma se había encargado de calentar días antes con sus inoportunas y oportunistas declaraciones. De lo que no me cabe duda, si damos por cierta la sabiduría popular, es que este fin de semana habrá tenido un dolor de oídos de campeonato, porque debieron de pitarle de lo lindo durante el partido de fútbol. Conseguir que se suspendiera el encuentro, no lo logró, pero sí -y tiene su mérito- que la pitada al himno (al que La Gaceta dedicó una portada el viernes que es para que Carlos Dávila se lo haga ver) fuera más sonada que la de 2009, que las aficiones le dedicaran más de una pancarta y que, en los momentos en que el balón circulaba por zonas de escaso peligro, 50.000 gargantas se acordaran de ella y, lo que es peor, de su madre, que no tiene culpa de nada, claro está.

Será difícil que a estas alturas cambie -sus buenos réditos electorales le ha dado siempre su espontaneidad-, pero después de lo ocurrido estos días y de lo bochornoso de su actuación, a lo mejor a partir de ahora mide algo más el alcance de sus palabras y ejerce con la responsabilidad que se le presupone por el cargo que ocupa. Pero será difícil. A pocos personajes públicos les gusta más un micrófono que a la señora Aguirre.   


miércoles, 23 de mayo de 2012

Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre es de esos políticos sueltos de lengua, incapaces de permanecer en un discreto silencio durante varias horas, que están convencidos de que deben opinar de todo, como si fueran tertulianos radiofónicos y no gestores públicos. Para entendernos, es de los que cada vez que hablan, provocan una subida del pan. Todo dentro de lo normal -lleva ya unos cuantos años siguiendo la misma táctica, adornándose con lo que algunos tildan de gracejo natural, y al parecer le da buenos resultados-, si no fuera porque con demasiada frecuencia se olvida de que vivimos en un país democrático en el que los ciudadanos gozamos del ejercicio de libertades fundamentales. Quizás ella se sintiera más a gusto en un régimen de pensamiento único, en el que no hubiera discrepancias ni discrepantes, manifestaciones ni manifestantes, divergencias ni divergentes, pero...le ha tocado vivir en esta España constitucional. 

Su última gracieta -no se me ocurre otro calificativo para sus declaraciones relativas a la final de la Copa del Rey de fútbol que se celebra el 25 de mayo en el Estadio Vicente Calderón- ha sido sugerir disparatas soluciones en el caso de que las aficiones del Barça y del Athletic Club piten y dediquen sonoras butifarras al himno nacional y a la representación de la Casa Real presente en la tribuna. ¿Acaso para asistir a un partido de fútbol hay que hacer una declaración jurada de adhesión a la Monarquía y, ya de paso, a la religión católica, apostólica y romana, por no hablar de suscribir un manifiesto a favor de la familia y del obispo de Alcalá de Henares?

Yo, la verdad, no tenía previsto silbar -tampoco se me da muy bien-, pero a lo mejor me da por rebelarme contra la sandez de esta señora y me sumo a la protesta. Lo dejo escrito por si acaso, a posteriori, les da por buscar culpables. Uno ya no sabe....


lunes, 9 de abril de 2012

El generalote bolivariano


Si no fuera por el drama que están viviendo millones de ciudadanos sirios desde que iniciaron la rebelión contra el tirano Bashar al Asad, las palabras del generalote bolivariano sobre las supuestas reformas iniciadas por el Gobierno de Siria merecerían formar parte de un monólogo de humor de Luis Piedrahíta. Pero resultan repugnantes. Afirmar que el hijo de otro ilustre asesino, Hafez al Asad, ha emprendido cambios y que detrás de todo lo que sucede en ese país está la mano demoniaca de Estados Unidos es vivir fuera de la realidad o ser un cínico o un dictador de igual pelaje. Y más después de que el ejército sirio haya masacrado en los últimos meses a miles de personas y destruído ciudades con el único fin de mantener en el poder a otro vástago más de esta saga de criminales.

Quizás merezca otra entrada la actitud de la comunidad internacional en este tiempo, en el que ha mirado para otro lado cuando un pueblo se levantaba en armas contra la tiranía, alentado por una primavera que sí encontró respuestas en otros lugares. ¿O hace falta recordar la intervención militar en Libia?

jueves, 29 de marzo de 2012

A Flora García Ivars

Tuve la suerte de conocer a Flora García Ivars cuando entrevisté a su marido, el escritor Ricardo Lezcano, para el diario Canarias 7. Desde ese mismo día, hace ya unos años, he disfrutado de su amistad y su cariño. Una mujer valiente, generosa, divertida y, por encima de todo, optimista. Ni los malditos achaques de una salud quebrada desde la infancia, ni las intermitentes entradas y salidas del hospital pudieron doblegar su inteligente sentido del humor y su fina ironía. Hasta ayer, 28 de marzo, en que su cuerpo dijo basta. Casualmente, horas después de que se conmemorara el Día Mundial del Teatro, una afición a la que se entregó en cuerpo y alma, ya como aficionada, ya como actriz -creó junto a Ricardo el Teatro Insular de Cámara en Las Palmas de Gran Canaria de los años cincuenta y hasta hace muy poco seguía ensayando por el puro placer de pisar las tablas.

Flora, que supo estar siempre en un segundo plano, cediendo el protagonismo a Ricardo, dejó también un par de libros publicados y un breve relato biográfico, inédito, gracias al cual conocí las dificultades que pasó siendo niña: el paso a pie por la frontera pirenaica, a través de las montañas, camino del exilio francés, en pleno invierno del 39, las vivencias en un pequeño pueblo galo y el obligado regreso a una España nacional-católica que no perdonó a los que consideró traidores a la patria.

Y siempre me llamó la atención el profundo amor que profesaba a Ricardo, al que conoció cuando ella tenía tan solo diez años y él ya había vivido la experiencia de la guerra civil. La ternura con la que se dirigía a él. Los cuidados que le prestaba en todo momento. Siempre vigilante, siempre dispuesta.

Flora, gracias por tu amistad. Descansa en paz.

martes, 20 de marzo de 2012

Librería Antonio Machado

Hay noticias que parecen extraídas de la hemeroteca o de esa sección de Efemérides que tanto gusta a los periódicos con historia, si no fuera porque son recientes. He sabido a través del blog de Juan Cruz que una de las librerías en las que con mayor frecuencia adquiero mis lecturas, la Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes de Madrid, fue atacada este lunes por un ¿energúmeno?, ¿gamberro?, ¿pirómano?, ¿enemigo de la libertad?, que aprovechó que el local estaba cerrado para cometer una fechoría que, por suerte, no pasó a mayores.

¿Cómo denominar a quien considera que en los centenares de volúmenes dispuestos en los estantes hay enemigos potenciales a los que debe aniquilar, a los que debe lanzar un fuego purificador que acabe con ellos y, de paso, evite que prenda el conocimiento, la sabiduría o el placer que llevan consigo? El nazismo y también el franquismo se vanagloriaron de las quemas públicas de libros, actos con los que buscaban asesinar simbólicamente a sus autores, advertir a la población de lo pernicioso y peligroso de adquirirlos, poseerlos o leerlos, y, por encima de todo, imponer un régimen de terror en el que estuvieran ausentes las libertades de pensamiento, de expresión, de discrepancia o de debate, porque lo que debía imperar era el pensamiento único.

También la Transición vivió episodios como el ocurrido el día de San José, que creíamos desterrados para siempre de nuestra vida cotidiana. Quizás sea un hecho meramente anecdótico o, quizás, lo que resultaría preocupante, una muestra de los tiempos que corren.

lunes, 12 de marzo de 2012

Benjamín Escoriza

Hay noticias que te sacuden como lo haría un puñetazo en pleno rostro. Y así lo ha hecho la de la muerte de Benjamín Escoriza, ese maestro de la rica música mestiza de la Península Ibérica, ese hombre de sonrisa perenne y voz rotísima, que no perdía nunca el ritmo, porque había nacido con él, aunque por momentos nos pareciera inaudible,  que he recibido de quien ha escrito su necrológica para El País. No voy a proclamar aquí que éramos amigos, porque es incierto. Tampoco que habíamos hablado recientemente, porque sería mentir. Y es absurdo que me enorgullezca de que su teléfono móvil aparece en mi lista de contactos.

Pero sí que tuve la suerte de conocerlo gracias a mi oficio -¿profesión?- de periodista. Lo entrevisté para la  ya extinta Batonga! y me concedió una interpretación de La Tarara en un pequeño local, aunque yo era el único espectador. Luego tuve la ocasión de compartir momentos inolvidables en Fuerteventura, con motivo de una de las ediciones de Fuertemúsica!, festival que reunió por una noche a Radio Tarifa. Y alguna que otra vez me lo encontré en las cercanías de la SGAE, seguramente porque había ido a registrar los temas de sus trabajos en solitario.

De él me quedan recuerdos, la sorpresa que le produjo la sobria belleza de la isla a la que exiliaron a Unamuno, o la invitación que me hizo para que disfrutara de una paella a cambio de queso majorero, de la que nunca hice uso. Cuando hoy he recibido la fatal noticia, un pensamiento me ha venido inmediatamente: "¡Maldita sea, siempre se mueren los mejores!" Y he pensado en aquella persona generosa que se mostraba tal cual era, porque le daba igual quién estuviera enfrente. ¿Qué le habrá cantado a la muerte cuando lo vino a visitar este pasado sábado?, me pregunto.

sábado, 11 de febrero de 2012

Regresión democrática

El fantasma de la reacción recorre España. Los corruptos campan a sus anchas, exhibiéndose sin pudor en todas partes, mostrando los frutos del despilfarro, del saqueo continuado de las arcas públicas, sabedores de su impunidad. El Tribunal Supremo firma una vergonzosa sentencia que ha convertido este 9 de febrero en una fecha negra para la historia de la Justicia en España. Baltasar Garzón, otrora adorado por la derecha extrema por ser el azote del felipismo, es desterrado de la judicatura con el aplauso unánime de los antaño aduladores. El Consejo General del Poder Judicial declara intolerable las críticas al fallo, olvidando seguramente que en este país la libertad de expresión, el derecho a la crítica y a la discrepancia forman parte de la cotidianidad democrática. El flamante ministro del ramo, Alberto Ruiz-Gallardón -algún día el Grupo Prisa quizás explique a la ciudadanía su empeño de años en presentarnos al cachorro de Don Manuel como el miembro más destacado del sector progresista del Partido Popular- anuncia sin rubor una reforma legal que nos retrotrae a los primeros años de la democracia. Los miembros del Gobierno en su totalidad se escandalizan por las burlas -de mejor o peor gusto, allá cada cual con su valoración- lanzadas contra nuestros deportistas en un canal de televisión francés, cuando nunca, estando en la oposición, se molestaron en reprender a los jinetes del apocalipsis, tan dados al insulto y al mamporro verbal en los medios de comunicación afines. Y para rematar la faena, hoy, 10 de febrero, nos regalan una serie de cambios en el mercado laboral que echan por tierra años de lucha y de conquistas sociales, con la burda excusa de la crisis económica. 

lunes, 6 de febrero de 2012

Cibermatonismo

No deja de sorprenderme lo difícil que resulta a algunos llamar a las cosas por su nombre. El cierre de Megaupload y la detención de su cabecilla, Kim Schmitz, dedicados al enriquecimiento ilícito, al saqueo de la propiedad ajena y a una ostentación rayana en la pornografía, son valorados por no pocos ciudadanos como un ataque a la libertad de expresión y al acceso universal a la cultura, cuando no como una cortapisa a eso que llaman neutralidad en la red, como si en los tiempos que corren algo fuera neutral (Suiza dejó de serlo hace ya algunas décadas).

Lo más sorpresivo es que también los medios de comunicación han caído en la misma tentación facilona y tratan con simpatía al tal Dotcom, cuando no a los ciberextorsionadores de Anonymous quienes, ocultos tras el anonimato que les concede el clic del ratón, amedrentan, amenazan, coaccionan y socavan la libertad -esta vez sí- de aquellas personas o instituciones que, por una u otra motivación imprecisa, les resultan antipáticas o, directamente, no están dispuestas a someterse a la voluntad de lo que un periodista califica románticamente de "ejército inaprensible, heterogéneo y líquido de activistas y hacktivistas".

El gangsterismo ha adquirido una nueva forma y algunos parecen negarse a la evidencia. Allá ellos. A lo mejor son las próximas víctimas del ciberfascismo.

miércoles, 4 de enero de 2012

De Pepe Botella a Ana Botella

La verdad es que lo más fácil sería jugar a establecer las similitudes y diferencias entre las dos Botellas más famosas de la historia de España, la de José Bonaparte, hermano de Napoleón y rey postizo en tiempos del más ferviente patriotismo bélico, y la de Ana, reciente regidora madrileña y esposa del tercero en discordia en la famosa foto de las Azores. Seguramente nos lo pasaríamos muy bien fijando en qué se parecen ambos y en qué  se distinguen, como si del Trivial se tratara. En realidad, lo que me llama la atención - y al mismo tiempo me escandaliza- es aquello en lo que no se parecen en nada ambos mandatarios. Esto es, en el papanatismo religioso que caracteriza a una y del que el otro no hizo ninguna gala, preocupado como estaba en el contenido alcohólico del vidrio.

Por suerte, no tuve que sufrir esa ceremonia que transformó la plaza madrileña de Colón en un Valle de los Caídos de mentirijillas gracias a una impetuosa e imponente cruz. A lo mejor ya estaba cerrada la cita con Rouco Varela antes de que Alberto diera la alternativa a su teniente. Seguro. Pero ha sido ella la que celebró gustosa la ceremonia en territorio capitalino, después de otra ceremonia, la de su toma de posesión, que daría para más de un post.

En definitiva, que con la Iglesia seguimos topando y que, si nadie lo remedia, y no lo parece, continuaremos haciéndolo por mucho tiempo.

martes, 3 de enero de 2012

Público, necesario

El concurso voluntario de acreedores presentado por la editora del diario Público es un mal presagio, además de una malísima noticia. Para sus trabajadores. Para sus lectores. Para la izquierda. Para nuestra democracia. Me quedo con las palabras de su director, el tercero en la corta historia del periódico, Jesús Maraña, quien reiteraba los principios fundacionales de la joven cabecera, en lo que parecía más una sentida despedida que una exposición de las causas que han llevado a esta drástica situación: "Quería ser un diario sinceramente progresista, defensor de una España plural y moderna y respetuoso con sus distintas culturas, aspiraciones y lenguas, que sirviera como herramienta de conocimiento y como plataforma de debate de ideas a una izquierda también plural que siempre ha reivindicado la importancia de lo público y la defensa del Estado del bienestar y de las capas más débiles de la sociedad". 

Todo tiene tan mala pinta, que no sabemos, en estos momentos, si en los próximos días volveremos a encontrarnos con Público en los quioscos. Una lástima, ya digo, para quienes creemos que España necesita voces críticas, que nuestro país clama por portavoces de un pensamiento que se aleje del maldito neoliberalismo que nos ha traído hasta la orilla en la que nos estamos ahogando, que la ciudadanía no puede quedarse exclusivamente con los representantes de la derecha extrema que vociferan a diario desde el papel, las ondas y una TDT tan sospechosa como vomitiva. 

¡Qué poca esperanza para quienes defendemos un periodismo de izquierdas que proclame la vigencia de valores como la solidaridad, la igualdad o el laicismo, hoy tan lejanos!