sábado, 29 de enero de 2011

Tesoros escondidos

De pequeño adquirí la costumbre -manía la llamaban los mayores- de guardar, entre las páginas de los libros que caían en mis manos, pequeños objetos, la mayoría de ellos sin valor: cromos repetidos, fotografías, billetes de autobús, folletos, pegatinas, tarjetas de embarque, entradas de conciertos o partidos de fútbol, postales, recortes de periódicos, envoltorios de golosinas y también -cosas de la juventud o quizás de la emoción de los primeros amores- pétalos de flor. Aquellos recuerdos hacían las veces de marcapáginas mientras duraba la lectura. Cuando esta concluía, quedaban olvidados, ocultos, apresados en un oscuro territorio, acompañados únicamente de palabras impresas que, a lo mejor, no volvían a ser pronunciadas hasta mucho tiempo después. 

He tenido la suerte de que mi biblioteca me ha acompañado a las nuevas casas que he ido habitando con el paso de los años. No le ocurrió lo mismo a Juan Carlos Onetti. El escritor uruguayo confesaba que en varias ocasiones se había visto obligado a dejar atrás, a su pesar, los centenares, miles de volúmenes que había ido atesorando. Y en cada nuevo destino, como la hormiga de la fábula, volvía a empezar de cero. A lo mejor, aunque es difícil saberlo, llegó a aceptar que había sido condenado, como un moderno Prometeo, al castigo de rehacer, una y otra vez, lo destruido por las malditas circunstancias. 

Esta mañana, en un ejemplar de La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa, que he comenzado a releer, he hallado, para mi sorpresa, uno de esos tesoros escondidos: un paquete de tiritas, aún sin abrir, que conserva una etiqueta con su precio en pesetas: ¡30! No sé los años que ha podido permanecer dentro de esta edición barata de Seix Barral, ajeno a las andanzas del Barón de Cañabrava, Rufino, Joâo Grande o María Quadrado. Pero sí que con su equivalente en euros, hoy no podría comprar una unidad de esos protectores adhesivos que evitan rozaduras.  

2 comentarios:

  1. Me gusta esa idea de los tesoros entre páginas de libro. Invita a conectar con momentos pasados que de otro modo quedarían olvidados.
    Un abrazo

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  2. Lo mejor es cuando te encuentras algún billete de mil y si hay suerte de cincomil.
    Enhorabuena por el blog y mira que no soy precisamente partidario del la sgae, pero me gusta cómo das caña a los ultras :)

    Saludos

    c

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