miércoles, 25 de agosto de 2010

Estampas de refresco (13)


(San Martín, Isla de Re, 2009)

Mientras el padre ha ido a por el coche al aparcamiento -en esta pequeña ciudad atlántica la mayoría de las calles son peatonales o demasiado estrechas para que uno pueda estacionar en la vía pública sin interrumpir el tráfico y recibir una multa- las dos niñas han salido a la puerta de la calle a esperarlo, armadas ya con las tablas de surf que utilizarán minutos después en alguna de las playas de la isla. Seguramente, no las empleen para coger olas ni mucho menos para ponerse en pie sobre ellas, retando a la gravedad y poniendo en peligro su integridad, y sí a modo de colchones neumáticos, que les servirán de embarcaciones cuyos remos serán sus propios brazos, imaginando que son heroínas de otros tiempos que mandan un bajel pirata invencible y presto para la batalla. 

La más pequeña, incapaz de contener la emoción que le produce la aventura que se avecina, recibe los últimos consejos maternos, esas recomendaciones que únicamente persiguen proteger a los hijos de cualquier peligro, los mismos que la hermana mayor, a su lado, más paciente, ha escuchado una y otra vez cuando ella era la única que acompañaba a su padre a darse un baño en el mar, pronunciados en un tono tranquilo y pausado, pero expresados con la suficiente contundencia como para no ser desobedecidos bajo ninguna excusa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario