miércoles, 24 de noviembre de 2010

Libertad de expresión

(7 de novembre, 1971 © F. Antoni Tàpies, Barcelona/VEGAP © de la fotografia: Martí Gasull)

Ferviente defensor de la libertad de expresión, que considero un pilar fundamental de las sociedades libres y democráticas, me repugnan quienes esgrimen constantemente este derecho fundamental -reconocido en muy pocos países y por cuyo ejercicio muchos ciudadanos son represaliados, torturados o encarcelados en diversas partes del mundo- para denigrar, crispar, humillar, insultar, alardear de machismo recalcitrante o de mal gusto, faltar de forma reiterada a la verdad o, simplemente, falsear la Historia. Ahí están las tribunas -escritas y audiovisuales- de una buena retahíla de columnistas y tertulianos habituales de radio y televisión: Alfredo Urdaci, Federico Jiménez Losantos, Ricardo PeytavíCarlos Dávila, Herman Terstch, David Gistau, Salvador Sostres, Pío Moa... No se trata de airear aquí las gestas de cada uno de ellos, pues de las lindezas diarias de esta caterva de opinantes ya dan cuenta, en sus respectivos espacios periodísticos y con mucha gracia, Javier Vizcaíno y José María Izquierdo, autores de sendos blogs en Público y El País, de muy recomendable consulta. Tampoco sorprende que todos se prodiguen en medios de comunicación de una orientación política muy definida. Será, quizás, que se mueven más por una actitud ante la vida que por una ideología concreta. ¿O irán ambas cosas, actitud e ideología, de la mano?

También los hay que aprovechan esto de la libertad de prensa para alardear de ignorancia o, simplemente, de escasa sensibilidad artística o, por ir un poco más allá, de complejos. Es lo que me sugiere la columna titulada Noticias 'muy verdaderas', publicada en el Canarias7 hace unos días, en la que, entre tópicos, José R. Sánchez proclama, sin rubor, su antipatía hacia el arte y los creadores contemporáneos. Después de bromear con la obra de Joan Miró y Tàpies, declara sentirse a gusto con quienes, como él, no entienden el "desparrame" de los artistas, o confiesa satisfecho que ya se siente un ciudadano más, "silente hasta ahora, al tiempo de valorar las creaciones contemporáneas que muchos pretenden hacernos comulgar con que son dignas de admirar". No le faltó a su discurso mas que alguna referencia al cine español para cumplir los lugares comunes al uso. A lo mejor ya está preparando su próxima entrega, con otras noticias más verdaderas.

2 comentarios:

  1. Muy acertado. Completamente de acuerdo, Antonio.

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  2. Todos los días voy caminando al trabajo, oyendo la Cadena Ser, y a la altura del Metropol, comienza El Ojo Izquierdo. Gracias a él sonrío a las 6.40 de la mañana.

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