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jueves, 17 de noviembre de 2011

Las ambigüedades de Rajoy

De la amplia entrevista que publica El País con quien parece que será el próximo presidente del Gobierno de España, dos cosas me quedan meridianamente claras. Primera, Mariano Rajoy es un político cuyo territorio de acción preferido es el de la ambigüedad, la indefinición, la vaguedad, la escasa claridad. Resulta imposible adivinar, a partir de las respuestas que da a Javier Moreno, no ya el alcance del programa electoral del Partido Popular, sino las propias medidas que va a adoptar si, como parece, gana el 20-N. Salvo que su estrategia sea que no nos enteremos de nada hasta el 21-N y que a partir de ese día nos vayamos preparando para lo que pueda venir. O que juegue al despiste, algo que, en los tiempos que corren, con los mercados al acecho, no parece que sea lo más apropiado ni decente. O que ejerza de gallego y que cada uno entienda lo que quiera.

Segunda, que su política estará basada en un único verbo, que podremos conjugar como queramos, pero que, en ningún caso, cambiará de significado: recortar. Dependencia, desempleo, sanidad, educación, cultura... son ámbitos destinados a sufrir los tijeretazos -él los llama ajustes y además los justifica porque se amparan en decisiones de instancias superiores- que se avecinan.

Y, claro, como ya advierte para los más crédulos que no tiene "varita mágica", pues las sensaciones que al final quedan son la desconfianza y el escepticismo, pero nunca la tranquilidad o la seguridad que él tanto reitera y en las que ha basado un programa de medidas que, a estas alturas, aún desconocemos.  

martes, 15 de noviembre de 2011

De Rubalcaba y los mercados

(@www.vueltadehoja.com)
En uno de esos fragmentos televisivos que los partidos políticos ceden graciosamente a las cadenas de televisión para facilitar la libertad de expresión y el derecho a la información de la ciudadanía, el candidato Rubalcaba, el mismo al que auguran una debacle histórica de las que no se olvidan fácilmente, reclamaba el voto de la audiencia (¿por qué todas esas imágenes líbremente cedidas se parecen tanto, con las banderitas ondeando al viento y el fervor popular desbordado a raudales, que uno ya no sabe si está en Logroño, La Gomera o Cáceres?). Empleaba el siguiente argumento, no sé si con el objetivo de convencer a las masas o de disuadirlas de que acudieran a las urnas en unos días: "el domingo 20 no votan los mercados". Y tenía razón el futuro jefe de la oposición.

Lo que no dijo es que a los mercados, esos extraños e indefinidos entes con los que se vienen abriendo los telediarios y las portadas de los diarios desde hace meses pero a los que no tenemos el gusto de conocer,  les da lo mismo votar, porque de todos modos mandan, pervierten la democracia (¿acaso Monti y Papademos han salido de las urnas? Pregunten a los pueblos de Italia y Grecia) y socavan la voluntad popular. No sé si esta aclaración de Alfredo Pérez le restaría algún voto y por eso la silenció. Pero podía haberla aportado, por aquello de ofrecer más elementos de juicio a los votantes. Rajoy la ha obviado en sus mítines -también generosamente ofrecidos a las televisiones- porque debe tener muy claro a quién debe obedecer a partir de la madrugada del 21. ¿Para qué romperse la cabeza cuando todo está meridianamente claro?


jueves, 10 de noviembre de 2011

Las ferocidades de la caverna

Se pregunta Iñaki Gabilondo, en el prólogo de Las mil frases más feroces de la derecha de la caverna, de José María Izquierdo, qué peso tienen en el pensamiento del Partido Popular los vociferantes periodistas que, alineados en el extremo diestro, llevan años ridiculizando y humillando, desde sus tribunas mediáticas, a todo aquel que no coincide con sus ideas, alimentando con sus exabruptos el odio y la mentira, tergiversando, con sus insinuaciones, la realidad, saltándose a la torera los elementales principios de la deontología profesional... Lamentablemente, los últimos acontecimientos protagonizados por miembros del PP le dan la razón y confirman que estos profetas incendiarios capaces de escribir o pronunciar mil ferocidades forman parte de "la galería de héroes de la familia" popular.

Ahí está, dando ejemplo, Fernando Autrán, coordinador de Circulación del Ayuntamiento de Madrid, que empleaba Twitter para remedar a "estos bizarros representantes mediáticos de la grosería y el insulto", como los califica Izquierdo. La prensa ha informado que su jefe, Alberto Ruiz-Gallardón, lo ha destituido de forma fulminante al conocer sus andanzas en la Red. Lo curioso es que la afición de Autrán viene de lejos y no de hace unos días. Otra candidata a engrosar la lista de Izquierdo en una segunda edición de la feroz antología es la ocurrente Francisca Pol, ahora dimitida, que también utilizó Internet, esta vez Facebook, para difundir un fotomontaje de muy mal gusto de Carme Chacón.

¿Casualidad? La respuesta, a partir del 20-N, una fecha casualmente extrema.