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lunes, 11 de junio de 2012

Inútiles y mentirosos

Seis meses después de su llegada al poder, a uno le queda la impresión de que quienes nos gobiernan son unos inútiles y, además, unos mentirosos. ¡Cuántas cosas buenas, dijeron, iban a suceder cuando alcanzaran La Moncloa! Bastaba con que pisaran el Palacio para que se restableciera la confianza, los mercados nos devolvieran lo que nos habían robado y el desempleo iniciara un vertiginoso descenso. Y todo, sin subir impuestos, aplicar los tijeretazos, ni recortar derechos. ¡Cuánto buen ejemplo de gestión, recordaron, había en gentes como Camps, Aguirre o Rato! Y qué injustos éramos quienes poníamos en duda las hazañas financieras de tales personajes. Y como además eran muy amigos de la Merkel, y por ende de Sarkozy, pues todo resuelto. Nada de que preocuparse...hasta que comprobamos que no todo era tan sencillo, que nada estaba bajo su control y que las decisiones se adoptaban en otros lugares y no en esa residencia con nombre de estación de metro.

Si uno les pregunta por su gestión de este medio año, nada dirán de recortes, tijeretazos, subidas de impuestos, aumento del paro, prima de riesgo descontrolada o rescate financiero. Ya se han aplicado en el uso de las expresiones eufemísticas para disimular la realidad. Hasta la inyección de 100.000 millones de euros a la banca, que a más de un ministro cogió mirando a Cuenca, la venden como un éxito, como una bendición y un logro político. ¡Lástima que no la solicitaran antes! Y hasta se fueron a Polonia a celebrarlo.

Habrá que ver cuánto tarda en llegar el otro rescate, el que ya experimentaron antes Grecia e Irlanda.

Lo dicho, que son unos inútiles y unos mentirosos.

sábado, 11 de febrero de 2012

Regresión democrática

El fantasma de la reacción recorre España. Los corruptos campan a sus anchas, exhibiéndose sin pudor en todas partes, mostrando los frutos del despilfarro, del saqueo continuado de las arcas públicas, sabedores de su impunidad. El Tribunal Supremo firma una vergonzosa sentencia que ha convertido este 9 de febrero en una fecha negra para la historia de la Justicia en España. Baltasar Garzón, otrora adorado por la derecha extrema por ser el azote del felipismo, es desterrado de la judicatura con el aplauso unánime de los antaño aduladores. El Consejo General del Poder Judicial declara intolerable las críticas al fallo, olvidando seguramente que en este país la libertad de expresión, el derecho a la crítica y a la discrepancia forman parte de la cotidianidad democrática. El flamante ministro del ramo, Alberto Ruiz-Gallardón -algún día el Grupo Prisa quizás explique a la ciudadanía su empeño de años en presentarnos al cachorro de Don Manuel como el miembro más destacado del sector progresista del Partido Popular- anuncia sin rubor una reforma legal que nos retrotrae a los primeros años de la democracia. Los miembros del Gobierno en su totalidad se escandalizan por las burlas -de mejor o peor gusto, allá cada cual con su valoración- lanzadas contra nuestros deportistas en un canal de televisión francés, cuando nunca, estando en la oposición, se molestaron en reprender a los jinetes del apocalipsis, tan dados al insulto y al mamporro verbal en los medios de comunicación afines. Y para rematar la faena, hoy, 10 de febrero, nos regalan una serie de cambios en el mercado laboral que echan por tierra años de lucha y de conquistas sociales, con la burda excusa de la crisis económica. 

jueves, 17 de noviembre de 2011

Las ambigüedades de Rajoy

De la amplia entrevista que publica El País con quien parece que será el próximo presidente del Gobierno de España, dos cosas me quedan meridianamente claras. Primera, Mariano Rajoy es un político cuyo territorio de acción preferido es el de la ambigüedad, la indefinición, la vaguedad, la escasa claridad. Resulta imposible adivinar, a partir de las respuestas que da a Javier Moreno, no ya el alcance del programa electoral del Partido Popular, sino las propias medidas que va a adoptar si, como parece, gana el 20-N. Salvo que su estrategia sea que no nos enteremos de nada hasta el 21-N y que a partir de ese día nos vayamos preparando para lo que pueda venir. O que juegue al despiste, algo que, en los tiempos que corren, con los mercados al acecho, no parece que sea lo más apropiado ni decente. O que ejerza de gallego y que cada uno entienda lo que quiera.

Segunda, que su política estará basada en un único verbo, que podremos conjugar como queramos, pero que, en ningún caso, cambiará de significado: recortar. Dependencia, desempleo, sanidad, educación, cultura... son ámbitos destinados a sufrir los tijeretazos -él los llama ajustes y además los justifica porque se amparan en decisiones de instancias superiores- que se avecinan.

Y, claro, como ya advierte para los más crédulos que no tiene "varita mágica", pues las sensaciones que al final quedan son la desconfianza y el escepticismo, pero nunca la tranquilidad o la seguridad que él tanto reitera y en las que ha basado un programa de medidas que, a estas alturas, aún desconocemos.  

martes, 15 de noviembre de 2011

De Rubalcaba y los mercados

(@www.vueltadehoja.com)
En uno de esos fragmentos televisivos que los partidos políticos ceden graciosamente a las cadenas de televisión para facilitar la libertad de expresión y el derecho a la información de la ciudadanía, el candidato Rubalcaba, el mismo al que auguran una debacle histórica de las que no se olvidan fácilmente, reclamaba el voto de la audiencia (¿por qué todas esas imágenes líbremente cedidas se parecen tanto, con las banderitas ondeando al viento y el fervor popular desbordado a raudales, que uno ya no sabe si está en Logroño, La Gomera o Cáceres?). Empleaba el siguiente argumento, no sé si con el objetivo de convencer a las masas o de disuadirlas de que acudieran a las urnas en unos días: "el domingo 20 no votan los mercados". Y tenía razón el futuro jefe de la oposición.

Lo que no dijo es que a los mercados, esos extraños e indefinidos entes con los que se vienen abriendo los telediarios y las portadas de los diarios desde hace meses pero a los que no tenemos el gusto de conocer,  les da lo mismo votar, porque de todos modos mandan, pervierten la democracia (¿acaso Monti y Papademos han salido de las urnas? Pregunten a los pueblos de Italia y Grecia) y socavan la voluntad popular. No sé si esta aclaración de Alfredo Pérez le restaría algún voto y por eso la silenció. Pero podía haberla aportado, por aquello de ofrecer más elementos de juicio a los votantes. Rajoy la ha obviado en sus mítines -también generosamente ofrecidos a las televisiones- porque debe tener muy claro a quién debe obedecer a partir de la madrugada del 21. ¿Para qué romperse la cabeza cuando todo está meridianamente claro?


domingo, 17 de julio de 2011

Doble rasero

(@EFE)
No deja de sorprenderme el cinismo y la doble moral con la que se manejan los dirigentes del Partido Popular. Actitud a la que, dicho sea de paso, nos tienen muy bien acostumbrados. Desde que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ordenó el pasado 1 de julio la entrada y registro en la sede de la SGAE y la detención de varios de sus directivos, incluido su presidente ejecutivo, Eduardo Bautista, el PP se volvió un poco más vocinglero de lo normal y, aplicándose al refrán de "a río revuelto, ganancia de pescadores", dio por sentado que la culpabilidad de los imputados era evidente y propuso que, para evitar futuros desmanes, lo mejor era suprimir el canon digital, hacer desaparecer la Sociedad de Autores, crear una agencia pública de control y otras muchas medidas más, ancladas todas ellas en la demagogia, habiendo como hay un Código Penal aplicable a los delitos que investiga la Audiencia Nacional. 

El problema es que a Rajoy y a los suyos el recientísimo auto del magistrado José Flors, que sienta a Francisco Camps en el banquillo y le impone una fianza de 55.000 euros, los ha cogido con el mazo dando pero poco despiertos. Y ahora, donde dije digo, digo Diego y pelillos a la mar. Porque lo suyo sería dar por culpable al presidente valenciano, proponer la desaparición de la Generalitat y crear un organismo que controle a quienes puedan caer en la tentación de vestirse por la patilla. Pero lejos de esto, no sólo proclaman la presunción de inocencia -a la que, por cierto, tiene todo el derecho- que negaron a otros, sino que además hablan de maquinación policial y complot gubernamental. "Cosas veredes, amigo Sancho". 

Y dejo para otro día a la legión de columnistas, opinadores y charlistas que se lanzaron a condenar por adelantado a Teddy Bautista y ahora se abonan cobardemente a la teoría de la conspiración. A esto llamo yo doble rasero y falta de coherencia intelectual.

Como decían nuestro mayores, "no es lo mismo tocar, que levantarse a abrir". 

martes, 2 de noviembre de 2010

Godot, Benedicto XVI y Fernando Vallejo

(@Hoysecumplen.com)
A Godot lo seguimos esperando aunque sabemos que no llegará nunca. Al contrario que al personaje de Beckett, a Benedicto XVI no lo esperábamos -al menos yo- y, sin embargo, ya nos han anunciado a bombo y platillo que está al caer. Una semana antes de que pastoree por estos lares, el despliegue informativo es arrollador y no parece que vaya a detenerse en estos días. Es más, nos insinúan una cobertura mediática -especialmente televisiva- que no olvidaremos en mucho tiempo. Y para que a ojos del Pontífice nuestros dirigentes más a la derecha parezcan lo que son, ya Rajoy nos adelanta que si gobierna no nos libraremos de su mano santificadora ni del recorte de derechos conquistados en estos últimos tiempos. Empezando por el matrimonio homosexual, por el aborto y ya veremos dónde acaba. Es lo que tienen las visitas papales que a muchos les hace salir de las madrigueras en que estaban escondidos mientras esperaban a que escampara la maldita crisis. 

Yo, por si acaso, mientras llega el Santo Padre, me recreo en la lectura de La puta de Babilonia, muy recomendable y sabio libro de Fernando Vallejo, del que extraigo el pasaje en que relata el viaje de Benedicto XVI a Turquía. Dice así: "Ayer llegó Benedicta a Estambul y provocó un embotellamiento de puta madre. La suya se la mentaban los catorce millones de musulmanes de la ciudad, que no podían llegar de sus trabajos a sus casas porque por las medidas de protección desplegadas para proteger al zángano les habían bloqueado las arterias principales en la hora pico de la tarde. ¿Y a qué venía el zángano a la antigua Constantinopla que en nombre de Cristo quemaron hace ochocientos años los cruzados, y así llamada en honor del primero y más grande concubino de la Puta?" 

Pues digo yo que vendrá a lo mismo. O eso creo... 

domingo, 15 de agosto de 2010

Estampas de refresco (7)

(México D.F., 2008)
Es difícil reconocer si la Autoridad, embutida en un uniforme policial, asiste impasible al desnudo integral de la ciudadanía, si el pudor femenino le impide intervenir y poner orden o si el nudismo está autorizado en plazas, calles y avenidas. Sí se adivina que esta mujer policía, de mirada desconfiada, está acostumbrada a torear con quienes, no satisfechos con ponerse en pelota picada, se untan crema solar   para no quemarse la piel, a la vista de conductores y transeúntes. ¿Se imaginan que las Plazas de España o de la Constitución y las Avenidas Juan Carlos, que salpican por doquier nuestra geografía,  se llenaran de hombres y mujeres desnudos, para escándalo de los biempensantes y los defensores a ultranza de la tradición? ¿Qué pensarían Rajoy, Montoro, Cospedal y Sáenz de Santamaría si se encontraran este percal frente a su sede de Génova? ¡Qué escándalo! ¡Cosas de Zapatero, seguro!