domingo, 19 de diciembre de 2010

Nombre de mujer


El blog tiene hoy nombre de mujer. Podría ser ocupado, otra vez, por Sakineh Ashtianí, que continúa encarcelada en Irán, acusada de un delito tan absurdo como el adulterio. Sería oportuno que tuviera el de Marisela Escobedo, asesinada ante las cámaras, ante el mundo, para escarnio y vergüenza del Estado mexicano y de su Justicia, incapaces de proteger a sus ciudadanos, de poner coto a la violencia, de impedir la crónica de una muerte anunciada, de evitar un crimen que la propia víctima anunció días atrás.  Tendría mucho sentido que llevara el de la paquistaní Asia Bibi, a la que el fanatismo religioso, la barbarie de quienes se creen poseedores de la verdad divina, pueden conducir, de un momento a otro, a la horca, por su condición de cristiana en un país musulmán. Debería estar Yolanda, esa nueva mujer, otra más y van 71 en este año en España, muerta en una pequeña localidad de Ciudad Real, Porzuna, por quien se arrogó el derecho de disponer de su vida, como si fuera una mera pertenencia, un objeto que emplear a su antojo. Ellas, sacadas del anonimato por la tragedia, igual que tantas y tantas otras, en todas partes, que merecerían, lamentablemente, dar título hoy al blog.

Al final, lo que se establece como causa es probablemente una excusa, porque la causa o el problema último no está  más que en el cerebro del hombre, en el concepto y la manera que tiene de ejercer el poder en el día de hoy. El ejercicio de un poder que no admite rebeliones, ni siquiera contrapuntos, porque el sistema de género es, en sí mismo, cerrado. 

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