(@lavozdigital.es)
Conocí a Fernando Santiago en 2009, después de que publicara una tribuna de opinión en la que, demostrando una absoluta valentía y unas grandes dosis de atrevimiento, no tuvo reparos en defender a la SGAE en un momento en que la entidad de gestión, a raíz de cobrar por un concierto benéfico en Almería, era sometida a un auténtico linchamiento mediático. Durante la conversación que mantuvimos me comentó que estaba embarcado en los preparativos de la conmemoración del bicentenario de la proclamación de la libertad de prensa por las Cortes de Cádiz, que se celebró en 2010. Hoy leo, con estupor, que este periodista ha sido agredido por un energúmeno al que, al parecer, molestaban sus artículos periodísticos y los comentarios que hacía en su blog. No satisfecho con golpearlo, el agresor se atrevió también a espetarle "¡No escribas más!", como si con ese grito amenazador pudiera acabar con quien, desde la presidencia de la Asociación de la Prensa de Cádiz, se ha erigido en un firme defensor de la libertad de expresión y de la función crítica de los profesionales de la información. Quizás ese individuo quiso emular a Millán-Astray y su célebre "¡Muera la inteligencia!".
Lamentablemente, los ataques a periodistas no se limitan a países cuyos regímenes políticos socavan los derechos fundamentales, como ha venido denunciando Reporteros Sin Fronteras. Aunque se trate de un hecho aislado, parece que en España algunos siguen creyendo que las palabras se acallan a puñetazos, que la razón se conquista a golpes, que con el ejercicio de la fuerza se pueden silenciar las voces independientes.
Fernando, desde aquí, mucho ánimo y una pronta recuperación, porque el periodismo necesita de gente como tú.
Creo que España no es el ejemplo a seguir en derechos fundamentales, y te recuerdo que no solo pegando o prohibiendo se socavan los derechos fundamentales...
ResponderEliminarSí, sí, Anónimo; estoy contigo: aquí en Hejpaña estos de la EsGay violan permanentemente el derecho fundamental de todo suidadano con adesele a piratear, que está subsumido en el derecho constitucional a la cultura y a la educación. Estos dos pilares conforman, con un tercer eje (la conocida como libertad de descarga) el núcleo fundamental de los denominados "Nuevos Derechos Humanos", que se afirma con el siguiente postulado: si está en internet, a) es verdad; y b) es gratis.
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