Desde hace veinte años tenía una deuda con Alhama de Almería que, por fin, he podido saldar. Debía una visita a este pueblo que, entre sus atractivos turísticos, se brinda como puerta de esa veintena de pequeños municipios que conforman La Alpujarra almeriense, quizás no tan conocida como su vecina, la granadina, que ha sido merecedora de libros como los que le han dedicado Pedro A. de Alarcón a finales del XIX (La Alpujarra) o, más recientemente, el exbatería de Génesis, Chris Stewart (Entre limones), pero igual de enigmática, sorprendente y, sobre todo, bella en su dureza, en su sencillez, en las sensaciones que genera en el visitante, que cree estar viajando por un territorio desértico, a pesar de los paisajes serranos que la adornan. También se vanagloria Alhama de haber sido cuna de uno de los presidentes de la Primera República Española, el honrado Nicolás Salmerón.
Pero olvida este pueblo, célebre como el resto de las alhamas españolas por sus baños y termas, que en él nació alguien menos ilustre que Salmerón, pero muy importante para la historia del periodismo español: Andrés Amat de Tortosa, ingeniero militar, hombre díscolo y amigo del juego y las apuestas, que entre 1785 y 1787 dio a luz en Tenerife el primer periódico impreso de las Islas Canarias: Semanario Misceláneo Enciclopédico Elementar. A este personaje, que acabó sus días en Guanajuato (México) como intendente, dediqué parte de mi tesis doctoral. A lo mejor sería mejor abordarlo como protagonista de una novela de aventuras -que las vivió y muchas y de muy diverso signo- que desde el punto de vista académico. Para los curiosos les informo que tras muchas desavenencias con las autoridades virreinales, Amat de Tortosa se disparó un tiro, del que moriría días más tarde tras una penosa agonía y que, como impío, por suicida, fue enterrado extramuros en aquella bella ciudad mexicana, a la que también debo una visita.
Muy interesante la historia de Amat de Tortosa. Me quedo con ganas de más...
ResponderEliminarSM
En otro momento te la relato con más detalle. Todo un personaje, al que dediqué una conferencia en la sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, a la que pertenecía Amat. Saludos.
ResponderEliminar