(La Habana, 2008)
El ventilador de techo mueve lentamente sus aspas, como en esas novelas de Juan Carlos Onetti de atmósfera pegajosa, ambientadas en la ciudad mítica de Santa María. Mientras, las dos mecedoras se balancean acompasadamente, acompañando el sueño que no tarda en llegar. ¡Reparadora siesta estival!
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